¿Dónde has estado, París?

Me ausenté el mes entero de marzo, como muchos habrán notado. Tengo mis razones, y diría que este no ha sido el mejor mes que de tenido. Marzo giró entorno a una serie de escaramuzas, muchas provocadas por mí (por no decir todas), que me hicieron sentarme a solas y pensar que, definitivamente, tengo problemas. Soy inestable y cambiante, así como las fases de la luna o las estaciones del año. O más bien soy un fenómeno climático. Algo que azota y destruye. Este mes estuve a punto de perder varias amigas por motivos soberanamente ESTÚPIDOS. Cada pelea o discusión irracional que tuve fue a raíz del mismo maldito tema.

¿Un muchacho? Tal vez, puede ser. Quizás. 

Larga historia.

SI QUIEREN, solo si quieren, con toda la honestidad y transparencia del mundo, podría contarles en un post escrito en mi nuevo blog sobre esta..."experiencia de 17 años". Lo haría especialmente para compartir lo aprendido (y lo que estoy aprendiendo) gracias a esa, no sé, a esa ODISEA, y tal vez así ayudar a personas que se encuentren en el mismo barco en el que estoy. También tengo esa ilusión de ayudarnos entre todos e intercambiar consejos. Sería un acto hermoso que sé que nos aportaría bastante.

Y en serio perdónenme por no estar al día con el blog. Quiero agradecerle a LONDRES por hacerse cargo de TODO. Hay que reconocer que la tipa es una dura...no, una kick-ass. El blog es lo que es gracias a ella. Así que démosle un gran aplauso virtual. 

Más tarde subiré una entrada digna de este blog, así que espérenlo. 

Au revoir,

París.